LA MUERTE DE RAMÓN L. FALCÓN

El 14 de noviembre de 1909 en la calle Quintana, a pocos metros de Callao, un joven anarquista ruso llamado Simón Radowitzky, lanzaba una caja con una artefacto explosivo de fabricación casera al paso del coche en el que viajaba Ramón L. Falcón y terminaba con la vida del duro jefe de la Policía Federal (por esos tiempos llamada Policía de la Capital). Pero, ¿quién fue este duro funcionario que participó, entre otras cosas, en la llamada "Camapaña del Desierto"?.



                                           

Ramón Lorenzo Falcón nació el 30 de agosto de 1855 en Buenos Aires, fue el primer Cadete del Colegio Militar de la Nación, ingresando en él en el año 1870 y tres años más tarde, en 1873, egresa con honores. En el año 1887, se convierte en uno de los socios fundadores del Club Gimnasia y Esgrima La Plata.Se retira como Coronel luego de la "Campaña del Desierto" en 1898. Tiempo más tarde es electo Diputado.

A principios del siglo XX fue nombrado como Jefe de la Policía de la Capital (1906), fundando más tarde la Escuela de Cadetes que llevó su nombre. En ese momento, el país se encontraba bajo Estado de Sitio por la Revolución de 1905 llevada adelante por la Unión Cívica Radical y liderada por Hipólito Yrigoyen, quien enfrentaba al gobierno del Partido Autonomista Nacional (PAN) y en la que se reclamaban elecciones libres y democráticas.

Ramón Falcón era un duro. Imponía la mano de hierro, y más en cuanto a las protestas sociales se trataba. Las reprimía sin consideración. En el año 1906, precisamente el 1º de mayo, y con motivo de homenajear a los Mártires de Chicago, los sindicatos se reunieron para realizar un acto y el Jefe de la Policía mandó a reprimirlos: 120 hombres a su mando dispararon sus armas de fuego contra la multitud desarmada. El saldo fue de varios muertos y heridos.

Un año y dos meses más tarde, al desatarse la famosa Huelga de Inquilinos volvió a mostrar su sangre fría: Por aquel entonces, los dueños de los conventillos decidieron aumentar unilateralmente los precios de los alquileres y por tal motivo los inquilinos, que vivían en condiciones precarias, salieron a las calles para rechazar las medidas y protestar por un plan de viviendas. Para la protesta, salieron con escobas para "barrer con lo injusto". Al frente esta vez de los Bomberos, desalojó la manifestación con agua fría contra hombres, mujeres y niños en pleno invierno y por tal motivo los dasalojados de los inquilinatos se mudaron a campamentos armados por los sindicatos anarquistas. No se quedaría ahí Falcón...


Un año y nueve días antes del primer centenario de la Revolución de Mayo (otra vez la fecha coincidente con el día del Trabajador), la Federación Obrera de la República Argentina (FORA), organización findada el 25 de mayo de 1901 y que hacía propaganda de los principios filosóficos y económicos del comunismo anárquico, convoca a una celebración y protesta en plaza Lorea (frente al teatro Liceo, en el barrio de Congreso) y Falcón ordena una nueva represión pero esta vez con un saldo muchísimo más grave: se calcula que más de diez personas murieron esa tarde y quedaron heridas otras cien, de las cuales muchas murieron en los días posteriores alcanzando la cifra  trágica de 80 trabajadores muertos. A estas fechas se la conoce con el nombre de Semana Roja.

El día del entierro de las víctimas, unas 6.000 personas acompañaban los féretros de los caídos hacia el Cementerio de la Chacarita al grito que renuncie Ramón Falcón y amenazando con extender la huelga y la protesta si así no sucedía. Lejos de oírlos, Falcón mandó nuevamente a reprimir y la policía les sacó los féretros y reprimió con balas a los manifestantes. Luego, por órdenes del Jefe de Policía  se clausuraron los locales y medios de prensa de todos los sindicatos, sin importar color e ideología de los mismos al tiempo que se incendiaron las imprentas de "La Vanguardia" (periódico socialista) y "La Protesta" ( que levantaba la voz anarquista). Esto último, realizado por civiles y policías mezclados entre éste grupo.

Así como Ramón Falcón recibía actos en su contra, como los que organizaban los sindicatos anarquistas, la FORA, el socialismo, etc.(pidiendo su salida sin lograr tener éxito), también recibió actos en su favor organizados por La Bolsa de Comercio y La Bolsa de Cereales con el apoyo de otras asociaciones patronales.

El final de Falcón
                                                                                                           
El día del atentado anarquista contra Ramón Falcón fue el 14 de noviembre de 1909 y se perpetró en la calle Quintana a metros de Callao, en el barrio de Recoleta. El autor del mismo fue el anarquista ruso Simón Rodowitzky que tenía en ese momento, tan solo 18 años.

Rodowitzky había nacido en Ucrania el 10 de septiembre de 1891 (aunque hay historiadores que afirman que la fecha de su nacimiento fue el 10 de noviembre). Su familia era de origen judía y clase obrera y residía en la ciudad de Ekaterinoslav donde podían garantizar la educación primaria de sus hijos.

Simón Radowitzky se inició en la militancia anarquista por influencia de la hija de un profesor de la escuela a la que asistía. Al dejar los estudios ingresó como operario en una empresa metalúrgica y fue ahí en donde comenzó a tener participación activa y constante en las protestas sociales y laborales y tuvo que exiliarse luego de la Revolución rusa de 1905 siendo subsecretario en la fábrica en la cual trabajaba. Su destino final fue Argentina a donde llegó tres años más tarde e ingresó como operario en los talleres del Ferrocarril Central Argentino.

Ese día, Rodowitzky llegó en el tranvía 17 y se dirigió hasta metros de la casa de Falcón y aguardó a que éste saliera. En el coche iban Falcón y Juan Lartigau, su secretario privado y al paso de éste, Radowitzky, al grito de "¿Viva el Anarquismo!", arrojó una caja con un artefacto explosivo de fabricación casera el cual estalló en las piernas del propio Falcón e hirió considerablemente a ambos ocupantes del coche. De inmediato fueron trasladados al Hospital Fernández  donde un par de horas después murieron a causa de las heridas recibidas por el estallido.


Simón Radowitzky fue apresado pero hubo varias complicaciones a la hora del juicio ya que no se podía determinar los datos filiatoriios del anarquista hasta que la Embajada Argentina en Francia giró los antecedentes del acusado en su país de origen. Tampoco se sabía bien la edad y las pericias que se realizaron al respecto arrojaron que tenía entre 20 y 25 años. La única duda que estaba absolutamente despejada era que efectivamente el acusado era el autor del atentado pues este lo sostuvo y reivindicó desde el principio.

En el juicio se pidió la pena de muerte para Radowitzky, pero un certificado del primo dio por tierra con ese pedido y se lo condenó a prisión perpetua en la Penintenciaría Nacional (donde hoy es el Parque Las Heras) pero por la fuga de dos anarquistas amigos de Radowitzky (6 de enero de 1911) y el conocimiento de que la misma ayuda externa que tuvieron la podía tener él y también escapar, se lo trasladó a la cárcel de Ushuaia.

En el penal de Ushuaia, destino en aquel tiempo para los presos de máxima peligrosidad, le quitaron casi todos los derechos que tenía. Allí fue maltratado, torurado y hasta violado por Gregorio Palacios, el subdirector del penal.

Finalmente su fuga se dio el 7 de noviembre de 1918 junto con un grupo integrado por anarquistas argentinos y chilenos, conociéndose esa fuga como la única de esa escala lograda en la cárcel del fin del mundo. Los evadidos salieron rumbo a Punta Arenas en un velero de pequeñas dimensiones. Radowitzky, antes de llegar abandonó la pequeña embarcación y siguió nadando hasta la localidad chilena. Sus compañeros fueron abordados por una flota de la Armada chilena y dirigidos a una cárcel donde fueron interrogados hasta que uno de los evadidos anteriormente confesó que sismón había abandonado antes la vela.

Radowitzky fue encontrado caminando por las calles de Punta Arenas y apresado en una cárcel flotante. Al poco tiempo fue devuelto a prisión donde se le agravó la pena a estar confinado por dos años y recibiendo solamente media ración de comida por día.

El 14 de mayo de 1930 Hipólito Yrigoyen le concedió el indulto prometido unos años atrás pero lo hace abandonar el país. Partió rumbo a Montevideo costeando sus propios gastos y sin documentación. Allí volvió a su antiguo oficio de mecánico y vio trunco sus sueño de regresar a Ucrania. También estuvo en España y Francia hasta que finalmente se trasladó a México donde Ángel Falco (poeta de origen uruguayo) le consiguió un trabajo para poder vivir, realizando edición de revistas . Finalmente, el 4 de marzo de 1956 su vida llegó al final debido a un ataque cardiorespiratorio.








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