DELITOS EN BUENOS AIRES


En el libro de un ciudadano inglés que estuvo en nuestra ciudad durante cinco años, llamado "Five Year´s Residence in Buenos Aires" (Cinco Años de Residencia en Buenos Aires) publicado en 1825, se describe a Buenos Aires como "una Ciudad tranquila". Un párrafo de una de sus páginas dice: "El orden y la decencia observados en las calles por las clases inferiores es muy notable en comparación con otros países. No se escuchan bromas obscenas y los hombres pueden acompañar a las señoritas por las calles sin ser molestados por la plebe, que muestra hacia los extranjeros gran respeto. Es imposible no estimarlos por su afabilidad, que vuelve la estadía de todo extranjero exenta de todo cuidado. El comportamiento correcto en las calles de Buenos Aires haría pensar a un extranjero que se encuentra en una ciudad de moralidad muy estricta, que no se ven aquí mujeres escandalosas que paseen borrachas por las calles, despertando horror y asco. Los enredos amorosos son frecuentes, pero nunca alcanzan mayores proporciones. Se cometen algunos robos, pero mucho menos de los que podrían ocurrir en una ciudad inglesa de igual población."

Con respecto a los robos y enredos amorosos, a continuación voy a contar dos hechos que conmocionaron a Buenos Aires y que fueron noticia en el periódico "El Argos de Buenos Aires". Uno en 1824 y otro en 1832. El primero de ellos se trata de un crimen de carácter pasional ocurrido en el actual barrio de Barracas, y el segundo, de un robo acontecido en el Paseo de La Alameda (luego llamado Paseo de Julio, hoy, la actual avenida Leandro N. Além).

Aquí los hechos:

Crimen en Barracas

Como mencioné más arriba, el periódico "El Argos de Buenos Aires" publicó en su edición del miércoles 28 de enero de 1824, la noticia de un crimen. Ese crimen cometido en sur de la Ciudad conmocionó a todos los porteños ya que, por esos tiempos no eran frecuentes esta clase de hechos. La noticia aparecida en el periódico señalaba que "Una joven blanca, de conducta ejemplar, después de servir largo tiempo en una casa inglesa en el Camino de Barracas, en clase de ama de niños, salió de ella para casarse con un español europeo, jardinero en una quinta inmediata. Apenas tres o cuatro meses que se celebró el casamiento; y en la noche fatal del viernes pasado, el monstruo mató a puñaladas redobladas a su inocente mujer. El dueño de la casa e que habitaban vio, por la ventana, esta escena infernal; y, pensando asegurar al asesino, cerró la puerta de la calle; pero aquel pudo escaparse por la pared del fondo, procurarse un caballo de un vecino y huir. Vivió la desgraciada mujer lo bastante para recibir el último consuelo de la religión; y para lamentarse amargamente de haber salido de la familia que la apreciaba la que, según parece, le había dado unos consejos amistosos acerca de su matrimonio; porque hacía tiempo que se sospechaba que el hombre se hallaba conexionado con otra muger (sic), y es de suponer que alguna reconvención de la muger legítima haya instigado al marido furibundo a cometer este delito atroz".

Asalto en el Paseo de La Alameda


El mismo periódico da la noticia. Esta vez en su edición del miércoles 2 de julio de 1832, en la cual informa que: "El lunes a las 9 de la noche fue asaltado por La Alameda el capitán Lorie por tres ocuatro malhechores, quienes después de dejarlo por muerto le robaron su relox (sic) en caja doble de plata, sello de oro y llave, con botas y sombreo que tenía puestos. El relox tiene el nombre del fabricante "Homby" adentro. El sombrero tenía escrito "Lorie" adentro. Cualquiera que informe contra los ladrones de modo que se pueda justificar el hecho contra todos o cada uno de ellos, será premiado en el acto con cincuenta pesos en casa de Juan Roberson y Cía, calle de la Catedral, pasado el café de los Catalanes".

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