LA JOVEN QUE MURIÓ DOS VECES

 
                                                                                        

Tiene muchas historias Buenos Aires. Y la siguiente es una de esas tantas. Que puede haber sido real. O no.

Se trata de la historia (corta) de Rufina Cambaceres, la niña nacida el 31 de mayo de 1883 en el seno de una familia acomodada porteña. Hija de Eugenio Modesto Del Corazón de Jesús Cambaceres, un abogado que llegó al cargo de diputado allá por el año 1871 y de Luisa Baccichi, una bailarina austríaca , que, por su actividad, era objeto de todo desprecio y considerada una "prostituta".

No está de más decir que esos ataques provenían de sectores en los cuales no caían bien los pensamientos de su padre, quien siendo diputado presentó un proyecto en el cual promovía la división entre la Iglesia y el Estado además de expresar severas críticas a la alta sociedad porteña.

Rufina había nacido en la casa que la familia tenía en la Calle Larga, actualmente llamada Montes de Oca, en el barrio de Barracas. Lugar en donde vivían las familias acomodadas del Buenos Aires. En 1888, cuando apenas tenía cinco años de edad su padre fallece y es criada solo por su madre.


El Buenos Aires de aquel entonces

Por esos años el país estaba gobernado por Julio Argentino Roca, quien había asumido la presidencia el 12 de octubre de 1880. Un año más tarde, el Congreso había sancionado algunas leyes de importancia como la que establecía la creación de un gobierno municipal en la Ciudad de Buenos Aires, la creación de una moneda común en todo el territorio nacional que a su vez terminaba con las monedas provinciales, la organización de los Tribunales de la Capital Federal, la formación del territorio de la provincia de Misiones que hasta el momento era parte de Corrientes. También se crea la Caja de Ahorro y Recursos, la Ley de Aduanas, Correos, Telégrafos y Teléfonos, la Ley de Obras de Salubridad de la Ciudad y la extensión del ferrocal hasta las provincias de La Rioja y Catamarca.

Un  año antes del nacimiento de Rufina, es fundada la Ciudad de La Plata (19 de noviembre de 1882), mientras que en el año de su nacimiento, en Buenos Aires, Torcuato de Alvear manda a demoler la Recova vieja, retirar los paraísos y plantar palmeras, mientras que la Plaza de Mayo adquiere su nombre actual.


El paso de los años

A medida que los años fueron pasando y sin ser ajena a los comentarios descalificadores que sufría su madre, Rufina Cambaceres fue criada entre su casona de Barracas y el campo familiar. A medida que iba creciendo la joven empezaba a tomar la bella figura de su madre, quien a su vez, no perdía la belleza conforme pasaban los años.

          
Cuentan que antes de finalizar la última década del siglo XIX, Luisa Baccichi era visitada por un hombre de quien su hija Rufina se empezó a enamorar: Hipólito Yrigoyen, quien con los años se convertiría en presidente de la Nación.

Siguiendo la línea de los dichos de la época, que recordamos, provenían de sectores que descalificaban a la familia Cambaceres, la niña era dormida por su madre mediante somníferos para tener largas noches de sexo con el líder radical, de las cuales nació un niño al que llamaron Luis. Para no levantar sospechas acerca de quien era el padre, el apellido del niño fue anotado con I latina.
                                                                                                                       
Ajena a cualquier acontecimiento que pudiera ocurrir en sus noches de descanso, Rufina no dejaba pasar un solo día sin alimentar el sueño de amor aunque era muchos años menos que Yrigoyen.


La muerte que no fue

Había llegado el día. Rufina festejaba su cumpleaños número 19 ese 31 de mayo de 1902 con una gran fiesta en su casa de Barracas antes de ir a una gala de teatro junto al caudillo radical, con la esperanza que ese día su amor se vería sellado definitivamente.

Sin embargo, mientras se encontraba preparándose para salir, una amiga le contó lo que muchos sabían y no querían decirle: Hipólito Yrigoyen era en realidad amante de madre y padre del hijo de ésta, situación que que la hizo desvanecer y caer desplomada en el suelo de su habitación.

A los gritos de desesperación de la amiga que estaba con ella al momento del hecho, siguió la peor escena: Rufina Cambaceres, la joven enamorada que había esperado toda una vida el momento de concretar su amor con el hombre que había conquistado su corazón desde pequeña, no daba indicios de estar viva y el médico que se había acercado a asistirla, la declaró muerta.

Sus restos fueron sepultados en la bóveda familiar junto a los restos mortales de su padre y su tío Antonio a primera hora del día. Durante la noche, el cuidador del cementerio en una de sus rondas, notó que algo no estaba bien donde habían sepultado a Rufina por lo que dio aviso a la madre, quien se acercó al lugar y vio el féretro apenas movido del lugar original en que había sido puesto. Una vez que acomodó de nuevo el cajón, se retiró del lugar sin notar nada raro.

Días más tarde llegó proveniente de Italia su abuela materna luego de enterarse de la horrible noticia de la muerte se su nieta. Fue directamente del barco al cementerio sin perder un instante. Le pidió al cuidador que abriera el cajón y ahí la sorpresa: el cuerpo se encontraba de costado, con las manos con signos de haber sangrado y la tapa del ataúd arañada por dentro. La joven no había muerto. Había sufrido un ataque de catalepsia. Supuestamente el primero que se registró en el país.

Por expreso pedido de la abuela de Rufina, el cajón fue cambiado y tapado sin trabas por si la joven "decidía volver a levantarse". Además se colocó una estatua en la puerta de bóveda para rendir homenaje a la joven que "había muerto dos veces".

** Quien escribe estas líneas no pudo dar con documentos ni fuentes confiables que certifiquen la paternidad de Hipólito Yrigiyen con respecto al joven Luis Irigoyen. Así mismo tampoco se pudo corroborar de fuentes fehacientes que Yrigoyen haya asistido a la fiesta de cumpleaños de Rufina Cambaceres aquel 31 de mayo de 1902 ya que no le gustaba mucho mostrarse en público debido a su concepción ideológica: el Klausismo.

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